domingo, 21 de octubre de 2007

21/10 de este año


Y es esta maldita historia,

Estos malditos pasos con los cuales he creado lo que hoy soy,

La maldita eterna condena que me cargo por ser lo que soy.

No me canso de hablar contigo, pero me destruyo.

Estoy dispuesto a rememorar los momentos más tristes de mi vida,

Los momentos más duros que viví a tu lado.

Por lo menos así creeré estar en esos lugares que me dieron tu amor.

Compartí espacios físicos en los contrastes de mis emociones,

Te compartí a ti, entre el odio y los demás placeres.

Hoy tú eres otra, y eres mejor, pero te extraño.

Extraño no saber como suena tu móvil,

Extraño ya no recordar como era tu pijama,

Extraño el aroma, el sabor de tu boca.

Extraño el sonido de tu depiladora,

Pero en ningún caso quiero volver a lo que extraño.

Hoy son días mucho mejores, tengo lo que creía querer.

Tengo lo que no tenia, pero ahora que no tengo lo que tuve lo deseo mas fuerte.

Es la triste e imbécil ironía del disconforme,

Es mi vida.

Me odio, y mientras me odio destruyo lo que me rodea, lo que me odia y lo queme ama.

Hay cosas que no siento y me embargan,

Y para peor, me embragan por lo que jamás sentiré.

Abofetea mi rostro… quiero verme sangrar por ti,

Quiero sangre que trascienda las metáforas (ahora inútiles) sobre la que un día fue nuestra realidad.

Rómpeme, como muchas veces te lo pedí, desde el interior,

Y como jamás dejaré de gritarte

¡Hazlo lento, de a poquito! Doloroso, permíteme disfrutar el dolor que me causas,

Déjame pensar que quieres que yo muera,

Dame el placer de ver rabia, ira, muerte, dolor en tus ojos.

Muérdeme en la espalda, justo donde no pueda remediar el dolor,

Pídeme mirar justo donde me estas engañando,

Hazme sufrir hasta que mi corazón se paralice de temor.

Clava tus dedos en mi sien, luego hazlos girar y revuelve mis ideas, si, de la misma forma en que lo haces hoy que estas lejos.

Camina y golpéame cuando menos lo espere, mírame fríamente ya caído en el estiércol y como si fuese poco, escupe mi rostro.

Hazme odiarte y con ello satisface a esta mente imbécil que busca hacerte desaparecer.

Recuerda, mientras lo hagas que sea despacio y doloroso,

No quiero rogarte que lo repitas.


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